miércoles, 21 de marzo de 2012

...CONTINUANDO CON JUSTINIANO

La mente del emperador fue fortalecida por su divina y milagrosa aparición. La noche siguiente, mientras dormía, vio a Cristo, quien lo instruyó para que hiciera un estandarte conforme al patrón que él le había señalado, y usarlo contra sus enemigos como una garantía de victoria. Obedeciendo esta orden divina, él tenía un estandarte hecho en forma de cruz, el cual es conservado en el palacio hasta el día de hoy.”

La verdad de la visión de Constantino es discutida por aquellos que le atribuyen una mera leyenda fabricada. Otros pueden ver en la cruz aérea como una infrecuente reflexión de la posición del sol, seguida por un sueño. Algunos teóricos pueden todavía argumentar que esta fue otra manifestación del fenómeno OVNI con su continua asociación a la religión apocalíptica. Cualquiera que sea la verdad de la historia, la pretendida visión de Constantino de una luz brillante en el cielo seguida por la aparición de “Jesús” la siguiente noche, señaló el acontecimiento que empujó a Constantino en los brazos de la cristiandad apocalíptica.
Un año más tarde publicó el famoso Edicto de Milán. El Edicto garantizaba oficialmente la tolerancia de la religión cristiana dentro del imperio Romano, terminando con casi tres siglos de persecución romana.

Constantino fue responsable por otros cambios significativos para la cristiandad. Fue él quien convocó y con frecuencia asistió al Concilio de Niza en el año 325 DC. En esta ocasión, muchos cristianos, tales como los Gnósticos, resistieron fuertemente los esfuerzos hechos por Constantino y otros para deificar a Jesús. Los Gnósticos simplemente veían a Jesús como un maestro espiritual honesto. El Concilio Nicea no se reunió en gran parte para poner fin a tales resistencias y crear una imagen divina de Jesús. Con este propósito en mente, el Concilio creó el famoso Credo de Niza el cual hace creer en Jesús como el “hijo de Dios”, piedra angular de la fe cristiana. Para hacer cumplir esos dogmas a menudo impopulares, Constantino puso el poder del estado a la disposición de la recién romanizada iglesia cristiana.

A finales del siglo III DC., el emperador romano Diocleciano nombró tres césares (emperadores) adicionales para que lo ayudaran a gobernar el imperio Romano. El imperio fue partido en las divisiones Este y Oeste por conveniencia administrativa, cada una de las cuales con un emperador separado. Sin embargo, desde el año 324 hasta el 337 DC., Constantino gobernó ambos: el imperio Romano Este y Oeste como único emperador.
Smith, Jhon Holland, Constantine The Great (London, Hamish Hamilton, 1971), p. 102.

El reino de Constantino fue notable por otros logros. Marcó el comienzo de la Edad Media europea. Constantino tiene el crédito por haber puesto la fundación para el feudalismo y la servidumbre medieval. Al igual que el sistema de castas hindú, Constantino hizo de la mayoría de las ocupaciones, hereditarias. Decretó que los “colonos” (una clase de propietarios de granjas) debían permanecer apegados al suelo sobre el cual vivían.

La cristiandad romanizada de Constantino —la cual se llegó a conocer como catolicismo romano — y su feudalismo opresivo hizo que la cristiandad se apartara súbitamente de la supervivencia Maverick enseñada por Jesús y se acercara a casi un completo sistema Custodio.
A medida que progresaba el tiempo y continuaban los cambios oficiales a la doctrina cristiana, emergieron dos nuevos crímenes: la herejía, es decir, opinar en contra del dogma establecido, y el paganismo, o la absoluta negación de adherirse al cristianismo. En los días primitivos de la iglesia, los líderes cristianos percibían que sólo podían llegar a ser cristianos la gente cuando se apelaba a su razón y que nadie podría ser o debería ser forzado. Después de Constantino, los líderes de la nueva ortodoxia romana tomaron una visión completamente diferente.

Ellos exigieron obediencia como un asunto de ley obligatoria y creer únicamente en base a la fe en vez de la razón. Con estos cambios llegaron nuevas penas. Ya no era la excomunión la pena más severa de la iglesia, aunque todavía se practicase. Se aplicaron también penas físicas y económicas. Muchos devotos cristianos fueron víctimas de la nueva ley por no estar de acuerdo con la nueva ortodoxia romana. Aquellas víctimas correctamente vieron que la iglesia se estaba moviendo fuera de las verdaderas enseñanzas de Jesús.

Las nuevas enseñanzas cristianas sufrieron un gran incremento al final del cuarto siglo después de Cristo por el Emperador del Este romano Teodosio I.
Teodosio sacó al menos dieciocho leyes destinadas a la penalización de aquellas personas que rechazaban las doctrinas establecidas por el Concilio Niceano. El hizo al cristianismo la religión oficial del estado y clausuró por la fuerza muchos templos paganos.

Ordenó a los ejércitos cristianos incendiar la famosa biblioteca de Alejandría, la cual era un centro de enseñanzas y depositario mundial de libros. La biblioteca de Alejandría contenía los apreciados registros históricos, científicos y literarios procedentes de todo el mundo, los cuales habían sido recopilados en un período de setecientos años. Aunque parte de la biblioteca había sido saqueada por guerras anteriores, con la destrucción por los ejércitos de Teodosio arrasaron con lo que quedaba. Ya que la mayoría de los documentos eran copia-única, se perdió una enormidad de historia y sabiduría grabada.

El asunto continuó para empeorar. Por la mitad del siglo VI después de Cristo, se puso en uso la pena de muerte contra los herejes y paganos. El emperador del Este romano, Justiniano, ordenó una campaña genocida para establecer con mayor rapidez la ortodoxia cristiana. Sólo en Bizancio, fueron muertos un estimado de cien mil personas. Bajo Justiniano, llego a ser una actividad frecuente la caza de herejes y comenzó la práctica de quemar herejes en la hoguera.
Justiniano también introdujo más cambios a la doctrina cristiana. El convocó el Segundo Sínodo de Constantinopla en el año 553 DC. El Sínodo no fue presentado ni aparentemente sancionado por el Papa en Roma. De hecho, en este tiempo, muchos de los cambios a la doctrina cristiana en el imperio romano oriental no habían alcanzado al papado, aunque eventualmente le llegaban. El Segundo Sínodo sacó un decreto excluyendo a la doctrina de “vidas pasadas”, o “reencarnación”, aunque la doctrina era importante para Jesús.

El Sínodo decretó:
“Si alguien afirma (sostiene) la fabulosa preexistencia del alma y cediera a la monstruosa doctrina que se deriva de ella, hazle dar anatema (excomunión)“.
En respeto a este decreto, toda referencia aunque velada a la “preexistencia” fue sacada de la Biblia. Creer en la preexistencia fue declarada herejía.

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