A la luz del papel que jugó la red de la Hermandad promoviendo la revolución y reduciendo la monarquía, puede parecer a primera vista que la Hermandad estaba retrocediendo hacia sus propósitos verdaderamente honestos e incorruptos oponiéndose a las instituciones Custodias. Después de todo, la institución de la monarquía se encuentra muy atrás en el tiempo cuando los “dioses” Custodios de la antigua Sumeria. De acuerdo a las tablillas mesopotámicas, la sociedad Custodia era gobernada de una sola forma. En el tope estaba un Consejo o sistema de Consejo de Gobierno.
Debajo del Consejo estaba la subdivisión planetaria tal como la de la Tierra, la cual era gobernada por individualidades de los consejos. De acuerdo a los antiguos sumerios, los gobernantes locales hereditarios fueron los primeros reyes de la Tierra. Naturalmente que aquellos gobernantes implantaron su sistema monárquico sobre la sociedad humana. Vemos una curiosa evidencia de esto en aquellos antiguos dibujos mesopotámicos que mostraban a los dioses Custodios portando dos objetos que ahora son los símbolos universales de la monarquía: el cetro y la tiara, que significan el bastón de mando insignia del poder y la mitra, el adorno en la cabeza de los persas.
Los sumerios afirman que los primeros reyes humanos sobre la Tierra eran vástagos de los gobernantes Custodios que se habían apareado con mujeres humanas. Estos apareamientos daban derecho al vástago medio-humano a ser los primeros monarcas de la Tierra. Así surgió la idea de “sangre azul” y la notable importancia de mantener un apropiado “cruce racial” para asegurar la continuidad en la pureza de la línea sanguínea humana real.
Es curioso que algunos “dioses” Custodios antiguos eran descritos de piel azul o sangre azul; esto nos da una idea — y algunos dicen realidad— de la realeza “sangre azul”.
La práctica de los cruces aristocráticos ha persistido a lo largo de la historia y sigue siendo importante todavía para algunas de las monarquías en la actualidad. La “sangre azul” humana parece ser el premio para el ganado “Hereford” de la raza del rebaño de la Tierra: el homo sapiens.
A la luz de lo arriba indicado el propósito de la Hermandad original podría haber sido mantenerse incorrupta para eliminar la monarquía y reemplazarla con una forma de gobierno parlamentario en el cual los seres humanos pudiesen escoger sus líderes.
¿Se habría reformado la Hermandad en los tiempos de Guillermo el Silencioso?
Desgraciadamente, no.
Como hemos visto antes, la influencia Custodia causó un propósito válido y una enseñanza de la Hermandad para adquirir un enfoque fatal. Precisamente un enfoque así, distorsionó las metas revolucionarias, políticas, sociales y altruistas de la Hermandad revolucionaria.
Las monarquías novedosamente debilitadas y los gobiernos parlamentarios, permitieron que el más grande poder fuera asumido por una nueva institución creada por los revolucionarios: el nuevo sistema bancario y monetario. Este nuevo sistema monetario fue un elemento mayor de las revoluciones en los siglos XVI, XVII y XVIII, aunque este hecho es minimizado en las discusiones de la mayoría de los libros de historia. Aquellos que dirigieron y aun dirigen el nuevo sistema monetario han sido muy acertadamente denominados por el escritor Howard Katz: “La Aristocracia de Papel”.
Las revoluciones que comenzaron a barrer al mundo después de la Reforma, anunciaron la disminución del poder político de las aristocracias en favor del menos visible, pero en muchas formas igualmente poderoso de la “aristocracia monetaria”. Esto sucedió porque durante la Reforma, los banqueros y prestamistas de dinero, que antes siempre habían sido vistos como “ocupaciones bajas”, estaban resurgiendo y forjando un poder dotado de una inteligente nueva ciencia del dinero. La nueva moneda era un tipo de papel moneda que podía tener su valor deliberada y sistemáticamente disminuido mediante un proceso llamado “inflación”. Este tipo de dinero es el que todavía se usa hoy. El nuevo dinero y las instituciones que surgieron con él han tenido un enorme impacto en nuestra moderna civilización. No podemos apreciar totalmente los efectos del protestantismo y las revoluciones que generó el nuevo tipo de dinero sin comprender cómo funciona el nuevo sistema.
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