Algunos historiadores creen que el abandono fue repentino y su causa quedó en misterio. Otros llegan a la conclusión de que el abandono fue gradual en la medida que la sociedad maya decaía. Los mayas eran conocidos también por la práctica de sacrificios humanos.
Algunos historiadores creen que los sacrificios eran sólo rituales esporádicos; otros piensan que los sacrificios alcanzaban la escala de genocidios con 50.000 víctimas por año. ¿En dónde reposa la verdad? Un libro se salvó, el cual pretende ser un registro de las creencias mayas antiguas. Se conoce como el Popol Vuh (El libro de los Consejos) y realmente no es un trabajo antiguo genuino. En un principio fue escrito por un maya desconocido en el siglo XVI; más tarde traducido al español por el padre Francisco Ximenez de la Orden de los Dominicos.
La traducción de Ximenez se publicó primero en Viena en el año 1857 y es la versión sobreviviente más antigua del Popol Vuh.
Se dice que el Popol Vuh es una colección de creencias y de leyendas mayas que han ido pasando de forma oral durante muchos siglos. Esto sin embargo, está claro que le han sido incorporadas muchas ideas cristianas, bien por el desconocido autor original maya o por el mismo padre Ximenez, o por ambos. También es obvio que el Popol Vuh contiene muchos relatos de ficción pura, mezclada con lo que se dice ser la historia verdadera de la creación del hombre.
No obstante, varios segmentos del Popol Vuh contienen temas históricos y religiosos importantes y de considerable valor ya que su repetición la hemos visto en otros lugares pero aquí son presentados con una más grande sofisticación que la encontrada en las escrituras cristianas.
Esos temas son expresados en el Popol Vuh dentro del contexto de múltiples dioses de los antiguos mayas.
El Popol Vuh establece que la humanidad fue creada para que fuera sirviente de los “dioses”. Citemos a los “dioses”:
“¡Hagamos que él nos nutra y sostenga! ¿Qué haríamos para ser invocados a fin de ser recordados en la Tierra? Nosotros ya lo intentamos con nuestra primera creación, con nuestras primeras criaturas, pero no los hicimos orar y venerarnos. Así pues, tratemos de hacerlos obedientes, seres respetuosos que nos nutrirán y nos sostendrán.”
De acuerdo al Popol Vuh los “dioses” habían hecho criaturas conocidas como “figuras de madera”, antes de crear al homo sapiens. . Es decir, para mirar y hablar como los hombres esas extrañas figuras de madera “existían y se multiplicaban, ellas tenían hijas, ellas tenían hijos”. Sin embargo, estas criaturas eran sirvientes inadecuados para los “dioses”. Para explicar el porqué, el Popol Vuh lo expresa con una verdad espiritual sofisticada no encontrada en el cristianismo pero sí hallada en las antiguas escrituras mesopotámicas.
Las “figuras de madera” no tenían alma, relata el Popol Vuh, y así ellas caminaban a gatas sin rumbo fijo. En otras palabras, sin alma para animar los cuerpos, los “dioses” se dieron cuenta que ellos habían creado criaturas vivientes que se podían reproducir biológicamente pero que carecían de inteligencia para tener metas o direcciones.
Los “dioses” destruyeron sus “figuras de madera” y sostuvieron largas reuniones para determinar la forma y composición de sus próximos intentos. Finalmente, los “dioses” produjeron criaturas a las que se le unían seres espirituales. Esta nueva y mejorada criatura fue el homo sapiens.
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