Aunque la mayoría de los “asesinos” modernos no han sido adictos al hashish, muchos han señalado evidencia de una considerable perturbación mental, lo cual será discutido mas adelante.
A mediados del siglo XIII, los Mongoles invadieron el Medio Oriente y destruyeron el mayor baluarte de los asesinos. Lo curioso es que los Mongoles también estaban inspirados por creencias místicas. Los asesinos se las ingeniaron para sobrevivir a la embestida, y todavía existen hoy. Las sectas modernas de los asesinos se dice que están asentadas pacíficamente en la India, Irán y Siria. Su titular principal es el Aga Khan, quien fue el líder espiritual de todos los Ismaelitas del mundo. Hoy se estima el número de 20 millones para la población ismaelita. Desde 1840 , el Aga Khan había estado operando en la India debido a una infructuosa rebelión en 1838 del Aga Khan I contra el Sha de Persia. Cuando la rebelión fracasó, los ingleses ofrecieron asilo al Aga Khan en la India, la cual en ese tiempo estaba bajo el dominio del gobierno británico. Desde entonces, el Aga Khan ha estado viajando entre los círculos elitescos de la sociedad occidental. Aga Khanes recientes han recibido educación en Oxford, Harvard y en Suiza. Los Aga Khanes también han ganado un puesto en la comunidad bancaria internacional a través del establecimiento de su banco central en Damasco, Siria.
Puede que sea una coincidencia el que los “asesinos solitarios” surjan como un fenómeno importante en los Estados Unidos justo en el tiempo en que el Aga Khan I estaba estableciendo relaciones con los británicos a comienzo del siglo XIX.
El primer asesino solitario conocido que atacó a un presidente de los Estados Unidos, lo hizo en 1835. La primera víctima escogida fue Andrew Jackson quien curiosamente era miembro de una organización de Caballería Templar en EUA. Desde entonces, presidentes de los Estados Unidos han sido el blanco de asesinos solitarios cada diez a veinte años.
Muchos otros líderes y figuras públicas también han sido víctimas. Aunque no he visto ninguna evidencia que la secta de los asesinos misma está detrás de los modernos episodios de asesinos solitarios, está claro que su técnica ha sido seguida y usada por fuentes de influencia política con conexiones de la Hermandad en el mundo occidental, como podemos discutirlo más extensamente en un articulo posterior.
Como vimos, la era de las cruzadas dio testimonio del nacimiento de instituciones que todavía hoy nos afectan. . A la lista podemos añadir dos famosas órdenes cristianas: los Franciscanos y los Dominicos. Los Franciscanos adoptaron el uniforme de la sotana y la cuerda atada a la cintura y la coronilla rapada usada por los antiguos sacerdotes de la Hermandad egipcia en El Amarna. Los Franciscanos aparentaban ser bastante humanos.
Los Dominicos, por otra parte, fueron colocados en cargos del más ampliamente odiado subproducto de las cruzadas: la Inquisición católica.
La Inquisición medieval ha sido universalmente condenada como una de las instituciones humanas más opresivas que haya existido. Fue conocida por sus torturas y exceso de celo. La Inquisición surgió como un esfuerzo del Papa Inocencio II para acabar con una gran secta herética en el sur de Francia conocida como los Albigenses. Inocencio II convocó la formación de una cruzada especial en 1208 para entrar en Francia y barrer la secta.
Los cinco años de guerra que siguieron devastaron la región. Diez años más tarde, el nuevo Papa, Gregorio IX continuo la acción. El colocó a los Dominicos encargados de investigar a los Albigenses. Gregorio dio a la orden Dominica total poder legal para llamar y condenar a todos los herejes sobrevivientes.
Fuera de esta campaña creció la total maquinaria inhumana de la Inquisición católica que buscó acabar con la herejía de cada tipo. La Inquisición generó un clima espantoso de opresión intelectual y espiritual en Europa durante los siguientes seiscientos años. Rumores, insinuaciones y desacuerdos intelectuales honestos llevaron a mucha gente decente al potro de la tortura y al auto de fe (muerte en la hoguera).
Las cicatrices sociales son todavía visibles hoy en el miedo instintivo que mucha gente tiene de expresar ideas no conformistas. La Inquisición ayudó a engendrar una reacción social de violencia para las ideas no conformistas de la cual el mundo no se ha escapado completamente.
Está claro que la iglesia cristiana ha experimentado muchos cambios por el tiempo en que terminaron las cruzadas. La iglesia ya no era la religión humanitaria descentralizada que ambicionó Jesús.
La nueva iglesia católica (indivisa) con su sede central en Roma había sucumbido a las “reformas” de los emperadores romanos del Este. Esta era una religión que el mismo Jesús hubiera deplorado. Afortunadamente, después de la desaparición de la Inquisición, la iglesia católica comienza a mejorar y hoy en día tiene muy buenas cualidades.
Quizás el acontecimiento más significativo de las cruzadas no involucra los gastos de guerra, la programación de los asesinos o la creación de la Inquisición. Este implica la fabricación de una paz.
En el año 1228, el emperador alemán Federico II condujo una cruzada a Jerusalén. Federico no estaba en buenas relaciones con el Papa por este tiempo. Federico había sido descrito como “un extraño de mentalidad seglar, príncipe altamente educado, un enemigo jurado del papado en política territorial, que había adquirido por matrimonio el título de lo que quedaba del reino de Jerusalén.”
La pelea de Federico con el Papa Gregorio IX había comenzado sólo un año antes de su viaje a Jerusalén. El conflicto entre Federico y el Papa Gregorio estaba centrado en la cuestión del poder centralizado del Papa. Federico se oponía y Gregorio procuraba apurarlo. Esta disputa causó a Federico ser colocado bajo sentencia de excomunión, —una sentencia finalmente emitida en 1245.
Mientras estaba bajo sentencia, pero todavía no excomulgado, el impenitente Federico viajaba a su reino en Jerusalén a la cabeza de su propia cruzada. A pesar de la profunda participación de la Caballería Teutónica, Federico II probó en este viaje que él sería un hombre de paz. En vez de prolongar la guerra con los musulmanes, Federico negoció un tratado de paz. Aparentemente sintió que había el mejor interés de cada quien para terminar el conflicto religioso y precisamente esto fue lo que él hizo. Federico cumplió su hazaña negociando con el entonces líder musulmán: Sultán Kamil. Al año de comenzadas las conversaciones con el Sultán, y sin la aprobación del Papa, Federico concluyó un tratado firmado en el año 1229 que restituyó a Jerusalén a los cristianos por diez años, siempre que los cristianos no volvieran a las armas. El arreglo funcionó.
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