Cuando muchas personas imaginan un Mesías, ellos ven un personaje vestido impecable de blanco que piensa, habla y se comporta de manera santa.
Esta puede ser la imagen equivocada para determinar si alguien ha hecho o no los descubrimientos necesarios para lograr la salvación espiritual. El desarrollo de una ciencia espiritual exitosa no sería diferente a desarrollar una ciencia exitosa como la aeronáutica. El científico clave no tiene porqué ser un santo —algunos de ellos pueden ser personas que usted no invitaría a su casa —pero sus aeroplanos vuelan. Es irónico que descubrimientos importantes con frecuencia son hechos por personalidades desagradables. Testigos por ejemplo son los vikingos escandinavos quienes cartografiaron extensas regiones desconocidas pero las saquearon cuando se marcharon.
De esto se deduce que una persona que puede descubrir una ruta para la salvación espiritual puede no ser un santo. De hecho, es más probable que un individuo así exhiba tantos defectos de carácter como cualquier otra persona. La prueba para determinar si una ruta para la recuperación espiritual ha sido desarrollada no es la personalidad del descubridor: la prueba es si esta ruta verdaderamente y claramente trae la recuperación espiritual en los demás.
Hay una idea que proclamando a alguien un Mesías profetizado es suficiente para que lo sea de verdad. La lógica detrás de esto es que si todo el mundo se agrupa alrededor de un simple líder religioso, la armonía y la paz mundial resultarán automáticamente.
Un plan así, suena bien, pero la historia claramente señala que esto no funciona. Incluso seguidores de un mismo líder religioso son fácilmente escindidos aparte en facciones. Testimonian esto los cristianos y los musulmanes
La religión definitivamente dirige la supervivencia del ser espiritual individual y, como lo expondremos posteriormente en este blog, de alguna forma la supervivencia posible de un Ser Supremo. Es por supuesto fácil para la gente hacerse muy celosa acerca de la religión.
No hay nada malo con este celo en tanto que sea guiado por la compasión y el buen sentido.
Hemos visto ya cómo varias religiones inicialmente se fundaron en verdaderos ideales humanitarios y han traicionado aquellos ideales y se han convertido en tiranías peores que cualquiera de las tiranías que las religiones se hayan opuesto. Esto comúnmente sucede cuando los adherentes religiosos creen que los medios usados para alcanzar una meta altruista siempre serán justificados en tanto que la meta sea alcanzada. Su lógica parece bastante sensible, pero no es así.
Es un hecho desafortunado de la vida que los medios siempre configuren los fines. No importa cuan noble un fin puede ser, el resultado final siempre se parecerá a los medios usados para alcanzarlo. Es de esta forma como algunas de las metas más estelares pueden crear algunas de las más opresivas y mortales instituciones. Un carácter frecuente en la literatura es el individuo altruista que gradualmente se convierte en algo parecido al diablo que está combatiendo porque usa los mismos medios que el enemigo está usando.
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