A pesar de la opresión de la Inquisición, Europa en el siglo XIII se comenzó a recuperar de la perturbación económica y social causada por las cruzadas. Los signos de un renacimiento europeo eran visibles en la amplitud de los horizontes intelectual y artístico.
El comercio con otras partes del mundo hizo mucho en el enriquecimiento de la vida europea. Europa estaba entrando en una época en la cual la caballería, la música, el arte y los valores espirituales estaban jugando un gran papel. Apenas había transcurrido una centuria de este progreso, cuando un desastroso acontecimiento detuvo abruptamente todo el avance logrado.
Este acontecimiento fue la aparición de la peste bubónica, mejor conocida como la Muerte Negra.
La Muerte Negra comenzó en Asia y pronto se extendió por Europa donde dio muerte a por encima de 25 millones de personas (cerca de un tercio de la población total de Europa ) en menos de cuatro años. Algunos historiadores colocan la cifra de víctimas más cercana a los 35 y 40 millones de personas, es decir, aproximadamente la mitad de todos los europeos.
Al principio la epidemia se extendió por Europa entre los años de 1347 y 1350. La peste bubónica continuó golpeando a Europa con mortalidad decreciente cada diez y veinte años, en brotes de corta duración a lo largo del tiempo hasta los años 1700s. Aunque es difícil calcular el número de muertes durante este largo período de 400 años, se cree que más de 100 millones de personas murieron por causa de la peste.
Se cree que fueron dos tipos de peste los que causaron la Muerte Negra. La primera es de tipo “bubónica”, que es la más común. La forma bubónica de la peste se caracteriza por inflamación de los ganglios linfáticos; la inflamación se llama bubón. Los bubones son acompañados por vómito, fiebre y muerte si no se tratan en pocos días. Este tipo de peste no es contagioso entre los seres humanos; se requiere un portador activo como una pulga. Por esta razón muchos historiadores creen que roedores infestados con pulgas fueron los que causaron la peste bubónica. Un número de registros abarcando los años entre el 1347 y finales del 1600 hablan de infecciones de roedores previas a varios brotes de la Muerte Negra, aportando credibilidad a la teoría de los roedores.
La segunda forma que contribuyó a la Muerte Negra es el tipo altamente contagioso conocido como peste “neumónica”. Se presenta con escalofríos, respiración acelerada y tos con sangre. La temperatura del cuerpo es muy alta y con frecuencia se produce la muerte en los dos o tres días posteriores de haber contraído la enfermedad. Este segundo tipo de la peste es casi siempre fatal y se transmite más fácilmente en sitios de clima frío y pobre ventilación.
Hoy día, algunos médicos creen que fue la segunda forma, la peste neumónica, la responsable por la mayoría de las víctimas fatales de la Muerte Negra, mayormente debido a la promiscuidad, el hacinamiento y las pobres condiciones higiénicas que prevalecían entonces en Europa.
Normalmente sacudiríamos nuestra cabeza al pensar en este período trágico de la humanidad y daríamos gracias a la medicina moderna por haber desarrollado curas para esa terrible enfermedad. No obstante, aun persiste el enigma del mal provocado por la Muerte negra. En efecto, muchos de los brotes ocurrieron en regiones despobladas durante el clima caluroso del verano. No todos los brotes de la peste bubónica estuvieron precedidos de invasión anormal de roedores infectados; es más, sólo una minoría de casos parecía tener relación con el incremento de la presencia de animales.
El más grande acertijo en relación a la Muerte Negra es aquel cuando nos preguntamos cómo es posible contagiar poblaciones enteras aisladas y sin contacto con áreas anteriormente infectadas. Otra cosa, las epidemias tendían a desaparecer abruptamente.
Para resolver esos acertijos, un historiador normalmente buscaría el registro de los años de la peste para ver lo que la gente estaba informando al respecto. Cuando lo hace así, encuentra historias tan alucinantes e increíbles que posiblemente las rechaza considerándolas fantasías y supersticiones de mentes altamente asustadizas.
Una gran cantidad de gente por toda Europa y otras regiones del mundo que fueron tocadas por la peste, informaban que los brotes eran ocasionados por una “niebla” de olor nauseabundo. Esa niebla llegaba con frecuencia después de la aparición de extrañas luces brillantes en el cielo. Los historiadores se dieron cuenta rápidamente que la niebla y las luces brillantes eran reportadas con mucha regularidad y en muchas más localidades de las que se señalaban como infectadas por roedores. Los años de la peste eran, de hecho, períodos de fuerte actividad OVNI. Entonces, ¿qué cosa era esa niebla misteriosa?
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