martes, 12 de junio de 2012

La Orden de Orange aseguraba el protestantismo

Aún después del colapso de la causa Estuardo, los grados de caballería continuaban siendo populares y se expandían rápidamente. El apoyo pro-Estuardo se desvaneció a favor de una filosofía anti-monárquica en algunas de las organizaciones templares; y un sentimiento pro-monárquico en otras.
Los francmasones practicando los grados templares jugaron un papel político importante en ambos lados de la batalla producida en el siglo XVIII entre monárquicos y anti-monárquicos, ayudando a mantener así, este asunto vivo de una manera tal que la gente encontrase algún motivo para proseguir continuamente con la contienda. Por ejemplo: el rey Gustavo III de Suecia y su hermano Karl, Duque de Sodermanland, se habían iniciado dentro de la Estricta Observancia en 1770. En los siguientes años, uno de los primeros actos de Gustavo, una vez asumido el trono de Suecia, fue montar un golpe de estado contra el Parlamento Sueco (Swedish Rikstag) y restablecer el más grande poder para la Corona.

De acuerdo con lo que Samuel Harrison Baynard en su libro “Historia del Supremo Concilio”, a Gustavo lo ayudaron mucho sus compañeros francmasones.
En Irlanda, también encontraron un hogar los grados de Caballería, donde surgieron apegados a la Orden de Orange. Como recordamos, la Orden de Orange era una organización patrocinada según la francmasonería. Fue fundada para asegurarse de que en Inglaterra la religión dominante era el protestantismo. Los miembros de la Orden de Orange juraban apoyar a los hannoverianos mientras que los hannoverianos continuaran apoyando al protestantismo.
Los grados de Caballería eran injertados dentro de la Orden de Orange a principio de 1790, en el tiempo en que la causa Estuardo estaba casi muerta.

Los grados templarios de la Orden de Orange eran llamados y todavía hoy en día son llamados la Preceptoría Negra. Aunque se suponía que la orden y la Preceptoría Negra eran la misma cosa en rango y estatus, la entrada en la Preceptoría se cumplía sólo después de que una persona había pasado primero por los grados de la Orden de Orange. De acuerdo a Tony Gray, quien escribió un fascinante libro titulado “La Orden de Orange”, la denominada Preceptoría hoy en día posee nueve grados y tiene “un enorme secreto que envuelve todavía el trabajo interno de esta curiosa institución”.
Entre el 50% y 60% aproximadamente de todos los miembros Orange se convierten en miembros de la Preceptoría. La propia Orden de Orange continúa siendo fuertemente protestante y anti-católica, y a su manera, contribuye con algunos de los conflictos actuales entre católicos y protestantes en Irlanda.

Gray, Tony, The Orange Order (London, The Bodley Head, Ltd., 1972) p. 209.

Otro capítulo interesante en la historia de los grados templares, tiene que ver con la creación de un falso “iluminado” o Iluminatti. Como recordamos, la “Iluminatti” fue el nombre latino dado a la Hermandad. En 1779, un segundo “Iluminatti” comenzó en la Logia de la Estricta Observancia de Munich. Este segundo “Iluminatti” falso fue dirigido por un cura ex-jesuita llamado Adam Weishaupt y fue estructuralmente una organización semiautónoma.
Abiertamente política y anti-monárquica, la “Iluminatti” de Weishaupt formaba otro canal para los “grados más altos” de la francmasonería, los cuales eran conferidos a graduados que habían completado los grados Azules. La “Iluminatti” de Weishaupt tenía su propio “maestro oculto”, que era conocido como el “anciano escocés superior”. Los miembros de la Estricta Observancia que eran iniciados dentro de la “Iluminatti” realmente creían que estaban iniciándose en los escalones más altos de la auténtica Iluminatti o Hermandad. Una vez iniciados bajo voto secreto estricto, los miembros eran informados de una enorme filosofía política y anti-monárquica.

No obstante, la Iluminatti de Weishaupt fue rápidamente atacada. Su cuartel general en la Bavaria alemana fue asaltado por el Elector de Baviera en 1786. Muchas ramas de política radical de la Iluminatti fueron descubiertas en documentos decomisados durante la incursión. El duque de Brunswick, actuando como Gran Maestro de la francmasonería alemana, finalmente sacó un manifiesto ocho años más tarde, en 1794, para contrarrestar la falsa Iluminatti de Weishaupt, cuando el escándalo público ya no podía ser más ocultado.
Unidos en la supresión de la Iluminatti bávara de Weishaupt estaban muchos rosacruces. A pesar de la represión, los Iluminattis sobrevivieron y aún hoy existen.

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