Para mucha gente aún viva, el período desde 1914 hasta la mitad de los 30’s fue la realización de la auténtica profecía apocalíptica. Esos años dan testimonio de una devastadora guerra mundial, una repentina epidemia de influenza a nivel mundial en la cual murieron diez millones de personas en un corto período de tiempo y un colapso financiero internacional, marcado en Alemania por una hiperinflación de su moneda.
También sucedieron repentinos cambios meteorológicos. Extensas áreas de los Estados Unidos se convirtieron en cuencos de polvo áridos. Esto trajo la destrucción de cultivos a gran escala y la pérdida de muchas granjas familiares por embargos y remates hipotecarios. Este fue un período en el cual se publicaron noticias de “bolas de fuego” espectaculares con creciente frecuencia en el New York Time. Algunas “bolas de fuego” parecían traer consigo violentas tempestades, terremotos y otros desastres naturales.
Nuevos Mesías estaban apareciendo por todo el mundo. Con seguridad, muchos creían que Dios estaba anunciando el Día del Juicio.
El comienzo del siglo XX presenció muchos cambios en Alemania. Los principados autónomos estaban fundiéndose en una sola nación: Alemania. Dirigiendo este esfuerzo de unificación estaba la dinastía prusiana de los Hohenzollern, la cual también estaba en un proceso de forjar una enorme maquinaria alemana de guerra. Esta maquinaria estaba comandada por el Kaiser Guillermo, un Hohenzollern que ayudó a sumergir a Europa en la Primera Guerra Mundial.
Detrás de la militarización alemana estaba la red de la Hermandad. Al principio de la primera década del siglo XX, una serie de organizaciones místicas alemanas estaban adoptando una curiosa mezcla de ideas arias acerca de una raza pura y conceptos místicos referentes a las futuras glorias alemanas. De esta mezcolanza resultó la noción de una raza pura alemana. Uno de los más prominentes escritores en este género fue Houston Steward Chamberlain, un inglés educado en París y tutorado por un prusiano cuando joven. Su obra más importante Die Grundlagen des Neunzehnten Jahr Hunderts (La Fundación del Siglo XIX) fue publicada en el año 1899. En este trabajo, Chamberlain alababa las glorias del “germanismo” y anunciaba que Alemania era la nación mejor dotada para llevar a cabo un “nuevo orden” en Europa. Indicaba que los alemanes pertenecían al Grupo de los Pueblos Arios de Occidente y por lo tanto eran racialmente superiores a todos los demás. De Alemania emergería una nueva raza de “superhombres”, decía Chamberlain. También creía en la eugenesia, —el mejoramiento de la raza humana por cuidadosa escogencia de sus padres naturales —, y proclamó que todos los Arios alemanes tenían una tarea de engendrar la super-raza con su semilla aria.
Tampoco dudó en expresar su anti-semitismo. Afirmaba que los judíos habían introducido una influencia extraña en Europa con la cual degradaban todas las culturas en las que eran asimilados.
El Emperador (Káiser) Guillermo de Alemania y muchos miembros del Cuerpo de Oficiales de Alemania estaban profundamente inspirados por los escritos de Chamberlain. El Káiser lo invitó a la corte real y según se informó, agradeció supuestamente a Chamberlain con estas palabras: “Fue Dios quien envió tu libro al pueblo alemán y a tí personalmente a mí”.
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