En su libro “Tragedia y Esperanza”, el Dr. Quigley divide la historia del “capitalismo” en varias etapas. La tercera etapa, la cual abarca el período comprendido entre los años 1850 y 1931, la define el Dr. Quigley como la etapa del Capitalismo Financiero, y afirma:
“Esta tercera etapa del capitalismo es de un abrumante significado para la historia del siglo XX, donde sus influencias y ramificaciones han sido tan subterráneas, y porque no, ocultas, que podemos ser excusados si le dedicamos considerable atención a su organización y métodos. Esencialmente, lo que éste hizo fue tomar los viejos métodos desorganizados y locales para manejar el dinero y el crédito, y organizarlos en un sistema integrado, sobre una base internacional, el cual trabajó con increíble y bien lubricada facilidad por muchas décadas.”
El Dr. Quigley describe el intento global del nuevo sistema integrado:
“….el poder del capitalismo financiero tiene otro objetivo de largo alcance, nada menos que crear un sistema mundial de control financiero en manos privadas, capaz de dominar el sistema político de cada país y a la economía del mundo en su totalidad. Este sistema fue hecho para ser controlado de una manera feudal por los bancos centrales del mundo actuando en concierto, mediante acuerdos secretos realizados en reuniones y conferencias privadas. El ápice de este sistema estaría en el Banco para las Colocaciones Internacionales, —Bank for International Setlements—, con sede en Basilea, Suiza; un banco privado perteneciente y controlado por los bancos centrales del mundo, que a su vez son corporaciones privadas.
Cada banco central…busca manejar el intercambio exterior (cambio extranjero) para influenciar el nivel de la actividad económica en el país e influenciar la cooperación política mediante subsecuente recompensa económica en el mundo de los negocios”.
En el mundo de habla inglesa, los recién organizados bancos centrales ejercieron influencia política significativa a través de una organización que patrocinaban conocida como la Mesa Redonda. Esta organización era para reunir un equipo de expertos o “Think Tank” (Gabinete Estratégico, reunión de expertos), quienes se ocupaban de afectar las acciones de la política exterior de los gobiernos.
Quigley, Carroll, Tragedy and Hope, a History of the World in Our Time (MacMillan Co., New York, 1966), p. 50. p. 324.
La Mesa Redonda fue fundada por un inglés llamado Cecil Rhodes, (1853-1902). Rhodes había creado una vasta operación minera de oro y diamante en Sur África y en las naciones Áfricanas que llevaban su nombre: Rodhesia del Norte y Rodhesia del Sur, hoy Zambia y Zimbabwe respectivamente. Rhodes, quien había sido educado en Oxford, hizo lo máximo para explotar, como cualquier inglés, los recursos minerales de África y hacer del Sur del Continente Africano una parte vital del Imperio Británico.
Rhodes era más que un hombre dirigido a construir una fortuna personal. El fue muy dedicado con el mundo y hacia dónde se dirigía éste; muy especialmente con respecto a las guerras. Aunque vivió casi un siglo atrás, visualizó un día cuando las armas de la gran destrucción podrían arrasar con la civilización humana. Aunque vivió casi cien antes, sus pronósticos le inspiraron a canalizar su considerable talento y fortuna personal en la construcción de un sistema político mundial bajo el cual fuera imposible que una guerra de tal magnitud pudiese ocurrir. Rhodes intentó crear un sólo gobierno mundial dirigido por los británicos. El gobierno mundial sería lo suficientemente fuerte para sofocar cualquier acción de cualquier tipo de gente.
Rhodes también quería unificar a la gente haciendo del inglés el lenguaje universal. El pensó disminuir el nacionalismo e incrementar la conciencia entre la gente, de que ellos forman parte de una gran comunidad humana. Fue con estas metas en mente, que Rhodes estableció la Mesa Redonda. En su última voluntad, Rhodes también creaba la famosa Beca Rhodes, un programa todavía en operación hoy. El programa de becas Rhodes está diseñado para promover el sentimiento de ciudadanía universal basado en las tradiciones anglo-sajonas.
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