lunes, 10 de septiembre de 2012

La peor catastrófe del mundo: El Comunismo

Para el asediado pueblo ruso, esos acontecimientos era sólo el comienzo de una
naciente pesadilla.
Bajo el Plan Quinquenal iniciado por Stalin en 1928, toda la tierra de propiedad privada debía ser “colectivizada”, por ejemplo: tenía que ser puesta bajo la propiedad del gobierno. Muchos campesinos y terratenientes resistieron, como es comprensible. El gobierno de Stalin respondió lanzando un programa de asesinatos en masa similar al Reino del Terror francés. Los campesinos y terratenientes fueron objeto de exterminio físico a fin de incautar sus tierras y remover uno de los obstáculos a la utopía comunista.

La campaña de exterminio duró desde 1929 hasta 1934. Millones de personas fueron asesinadas por el sólo hecho de producir en su propia tierra. En respuesta, estalló una rebelión desde 1932 hasta 1934 durante la cual, los campesinos desafiaron y destruyeron la mitad del ganado de Rusia.
Estas acciones rebeldes, conjuntamente al intento del régimen comunista de traer dinero extranjero mediante la sobre-exportación de trigo (3,5 millones de toneladas en dos años) trajo como consecuencia otra hambruna que produjo adicionalmente la muerte de cinco millones de rusos más.
El total de muertos, contados entre 1917 y 1950, como consecuencia directa e indirecta de la revolución comunista fue de cuarenta millones de rusos. Esta es una de las mayores ratas de mortalidad de cualquier episodio simple de la historia. A esta cifra añadimos los muertos asociados con el establecimiento del comunismo en otros países, como los dos millones de propietarios rurales asesinados en China durante el programa industrial de choque impuesto por Mao Tsé Tung en 1950 y los millones de crímenes cometidos en Cambodia por los militantes de la República del Khmer Rojo en la década de los 70’s.

En términos absolutos en pérdidas de vida, el comunismo ha sido una de las mayores catástrofes simples en la historia de la humanidad.
El propósito de esta discusión no es batir el tambor por un anti-comunismo rabioso.
Es simplemente indicar que el patrón histórico que estudiamos, continua sucediendo en el siglo XX. El comunismo es poco más que un refrito de un tema agotado que ha sido repetido una y otra vez con las mismas consecuencias trágicas. El comunismo es sólo uno en la larga fila de artificios destructivos emanado de la red de la Hermandad que ha contribuido a que la gente se mantenga peleando, sufriendo y muriendo por ningún propósito en absoluto.

El comunismo no fue una alternativa ante los enemigos que ellos proclamaban combatir, es decir, el capitalismo monopolista y las religiones Fin  Mundistas. El comunismo moderno fue su apéndice natural.
El desmantelamiento del comunismo europeo y soviético ha causado una genuina euforia en todo el mundo. Las facciones de la Hermandad han estado llegando y yéndose a lo largo de toda la historia, y el paso de cada una de ellas con frecuencia ha traído consigo un período de renacimiento. Desgraciadamente las reformas en Europa del Este plantean actualmente preservar el sistema de papel moneda inflacionario y crear un sistema gradual de impuestos para ayudar a pagar por éste. Las luchas étnicas y nacionalistas severas en varias de las antiguas naciones comunistas, revelan que han sido regeneradas o creadas otras facciones guerreras para estropear la paz que habría llegado con el final de la guerra fría.

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