la historia de Jesús comienza con sus abuelos maternos, Joaquín y Ana. Se dice que Joaquín era un sacerdote en un templo hebreo. Joaquín y Ana estaban felizmente casados excepto por un problema: ellos no habían sido capaces de producir niños. Esta era una fuente de considerable vergüenza para ellos. Tener hijos, especialmente varones, era muy importante especialmente en esa época.
Un día Joaquín estaba parado solo en descampado cuando se le apareció un ángel. El ángel fue descrito, emitiendo una enorme cantidad de luz y produciendo temor en Joaquín por su aparición. El ángel calmó a Joaquín diciéndole que no se avergonzara más porque un ángel causaría que Ana saliera preñada. La única estipulación por este honor era que Joaquín y su mujer debían llevar su hijo al templo para que fuera educado por los ángeles y sacerdotes de Jerusalén.
Todo sucedió de acuerdo al plan. A la edad de tres años, la pequeña de Joaquín y Ana, María, fue llevada al templo y dejada allí. María era una niña bella que estuvo dedicada a los ángeles y sacerdotes durante los once años siguientes. Cuando María y su grupo del templo cumplió 12 o 14 años ( se dan edades diferentes por fuentes diferentes ) llegó para ella el tiempo de regresar al mundo y casarse.
Sin embargo, María no fue libre para escoger a su marido. Sus mentores escogieron uno para ella. El hombre escogido para María era un hombre muy viejo cuyo nombre era José.
En principio, José no estaba de acuerdo en casarse porque estaba bastante viejo y tenía otros hijos. Después que se hicieron muchos esfuerzos para cambiar su opinión, José consintió en casarse y fue a su hogar de Belén a preparar su casa para su nueva mujer.
María por su parte fue al hogar de sus padres, Joaquín y Ana, en Galilea para hacer los preparativos.
Mientras María estaba en Galilea, un ángel llamado Gabriel se le apareció,
anunciándole que ella daría nacimiento al nuevo Mesías. María estaba confundida:
“Dijo ella: ¿cómo puede ser eso? De acuerdo a mi voto (de castidad) nunca he tenido contacto sexual con ningún hombre. ¿Cómo puedo tener un hijo sin añadir la simiente de un hombre? A esto respondió el ángel y dijo: No pienses María que concebirás de una forma acostumbrada. Porque sin acostarte con un hombre, siendo virgen, concebirás y siendo virgen amamantarás a tu criatura. Porque el Espíritu Santo vendrá a ti y el poder del Altísimo te envolverá sin el calor de la lujuria. Así que aquel que le darás nacimiento será solo santo, porque es concebido sin pecado y al nacer será llamado el Hijo de Dios.
Luego María, estrechando sus manos y levantando sus ojos al cielo, dijo: la criada del Señor está atenta. ¡Que se haga lo que tu dices!
MARIA VII: 16-21
Varios investigadores creen que las historias de “partos vírgenes” pueden estar basadas en casos de inseminación artificial. El parto virgen sólo significa que la mujer no llega a ser preñada por hombre, sino que lo que causó tener un hijo en este caso fue la acción de un “ángel”. Si consideramos que muchos ángeles del Nuevo Testamento son Custodios, la inseminación artificial llega a ser una evidente posibilidad.
La conversación entre María y su “ángel” expresa una fuerte creencia moral y espiritual conectada con el acto de la concepción. La fecundación por un “ángel” fue considerada santa y deseable, pero la concepción por medios humanos frecuentemente fue considerada un pecado. Para alguien ocupado en inseminación artificial, allí habría una razón práctica para crear una distinción así. La inseminación artificial ayuda a garantizar el control sobre las características físicas del futuro niño; algo que no puede ser asegurado por el azar del apareamiento humano. Mediante la inseminación artificial en dos o más generaciones en fila, se incrementa grandemente la pureza del producto final. Esto lo practican hoy los criadores de animales que controlan estrictamente la inseminación y cría del rebaño, de generación en generación a fin de obtener los mejores, los más fuertes y puros animales. A este respecto, es significativo que el vástago humano del pretendido parto virgen fue descrito como físicamente sin defectos y excepcionalmente hermoso en apariencia. Mientras algunos de estos halagos fue sin duda debido a la tendencia de los seguidores a ver a sus líderes religiosos con la mejor luz posible, las historias de un ángel inductor de preñez en sucesivas generaciones, tal como el relato que rodea a Jesús, sugiere fuertemente un esfuerzo de reproducción. Esta discusión no significa una falta de respeto a la personalidad de Jesús, al sugerir que su cuerpo fue concebido como el de una vaca; pero esta es la figura que surge.
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