jueves, 23 de agosto de 2012

Con dinero aleman sobrevivieron los bolcheviques

Para empezar, los bolcheviques eran probablemente los que mantenían la mayor oportunidad de éxito. Un factor muy importante era el que algunos de los más prominentes industriales y financieros alemanes con influencias dentro del militarismo alemán, estaban apoyando el movimiento comunista. Su apoyo había comenzado mucho antes de la Primera Guerra Mundial. Uno de los más visibles soportes de Carlos Marx había sido el rico industrial alemán: Federico Engels. Engels había sido coautor junto con Marx, del Manifiesto Comunista. Una significativa ayuda para el Comunismo llegó también de la Comunidad bancaria alemana.

Max Warburg, un líder máximo de las finanzas alemanas, envió su ayuda a los bolcheviques, como también lo hizo el banquero Jacob Schiff, quien siendo un americano, venía de la misma familia alemana que había compartido una casa en Frankfurt, generaciones atrás con la familia de los Rothschild. Según el nieto de Schiff, su abuelo dio prestado alrededor de 20 millones de dólares al primer gobierno comunista en Rusia. La confusión combinada de préstamos occidentales y el dinero de la Tesorería alemana fue la única cosa que hizo posible la supervivencia del primitivo régimen bolchevique.

Fueron muchas las razones por las cuales los banqueros occidentales financiaron a los bolcheviques. Los orígenes comunes del Comunismo y el sistema de papel moneda inflacionario en la misma red mística, es un factor que hay que considerar. El Marxismo sigue estrechamente el patrón filosófico básico del Cristianismo y otras religiones Custodias con su “batalla final” y su mensaje utópico. Quizás el hecho más importante del Comunismo moderno para explicar el apoyo bancario occidental, es el hecho de que el Comunismo es realmente el Capitalismo llevado al extremo. Para comprender esto, debemos dar una mirada a lo que realmente es “capitalismo”.

Capitalismo y libre empresa frecuentemente son igualados. Ellos no lo son. La primera definición alude a los “bienes de capital”. Aquellos bienes son los usados para manufacturar otros productos. Un típico bien de capital sería una máquina usada en una línea de ensamblaje. Un capitalista en consecuencia puede significar una persona que compra bienes de capital y los usa para manufacturar otros productos en su beneficio. Este tipo de capitalista se encuentra comúnmente en el sistema de “libre empresa”, pero él o ella no requieren de un sistema de libre empresa para sobrevivir. Él o ella pueden existir en cualquier tipo de sistema  político o económico, mientras se obtenga un beneficio. De hecho, este tipo de capitalista con frecuencia sobrevive mejor en un sistema de empresa cerrado, donde hay poca o ninguna competencia.

Los gobiernos son capitalistas cuando poseen e invierten en equipamiento de capital.
El segundo capitalista es el capitalista financiero. El Capitalismo Financiero es el control de los recursos mediante la inversión y el movimiento del dinero. Este puede o no envolver la adquisición de bienes de capital. Un capitalista financiero frecuentemente invierte su dinero en acciones de compañías e influye el uso de los recursos, determinando en cuáles empresas debe invertirse. Un capitalista financiero puede ser también un banquero que está autorizado para crear papel moneda inflacionario para prestarlo, y que es capaz de influenciar el uso de los recursos mediante la forma cómo presta “su dinero creado de la nada”. El capitalista financiero tampoco requiere de un sistema de libre empresa para sobrevivir y frecuentemente se beneficia de los monopolios.

Como podemos observar, el capitalismo no es la misma criatura que la libre empresa, aún si ellos frecuentemente coexisten. La libre empresa y el capitalismo con frecuencia entran en conflicto uno con otro porque el capitalismo tiende a moverse en la dirección del monopolio y la libre empresa tiende a favorecer los mercados abiertos y libres, accesibles a cualquier empresario.
En 1989 y a comienzo de 1990, Rusia y la mayoría de las naciones de Europa Oriental, voluntariamente, desmantelaron al comunismo en sus naciones para reemplazarlo con democracias al estilo occidental. La Unión Soviética fue abolida y la mayoría de las repúblicas se hicieron países independientes unidos en una confederación llamada la Comunidad de Estados Independientes. Se restableció en gran extensión la propiedad privada de la tierra y de los negocios. No obstante, es todavía útil discutir lo que la Unión Soviética significó bajo el comunismo, para comprender cuánto esta importante facción de la red de la Hermandad hizo por perpetuar problemas significativos dentro de nuestro período de vida. Además, el comunismo todavía domina algunas naciones y continúa inspirando conflictos revolucionarios en el Tercer Mundo.

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