Haciendo un cuidadoso análisis, un investigador pronto descubre que las acciones provocadoras casi invariablemente están llevadas a cabo por personas dentro de las agencias de inteligencia o de policía que son también criminales y subversivos. La provocación prueba ser con frecuencia una cobertura para la subversión o la criminalidad sancionadas oficialmente.
Las acciones provocadoras son para los servicios policiales y de inteligencia, la mejor forma de disfrazar su apoyo secreto a criminales y elementos subversivos. Un claro ejemplo de esto fue la Okhrana rusa.
La Okhrana envió muchos agentes a unirse al creciente movimiento comunista en
Rusia. Los agentes de la Okhrana se infiltraron dentro de los círculos internos del Partido Bolchevique y dirigían muchas de sus actividades. La infiltración fue tan grande que en los años 1908 y 1909, los agentes de la Okhrana ocupaban cuatro de los cinco puestos del Comité del Partido Bolchevique de San Petersburgo (Leningrado). Aunque el arresto de revolucionarios era frecuente, la Okhrana hizo mucho más bien que daño a los bolcheviques rusos con el pretexto de la provocación. La Okhrana proporcionaba regularmente a los revolucionarios, dinero y materiales necesarios para su actividad. Trabajó para acabar con los dos partidos, el Social Demócrata y el Menchevique, los cuales eran importantes rivales del Bolchevique. La Okhrana ayudó a lanzar el más poderoso medio de propaganda bolchevique:
el Pravda. Cuando se fundó el Pravda en 1912, los agentes de la Okhrana sirvieron como editores fueron Román Malinovski, quien al mismo tiempo era miembro del Comité Central Bolchevique y ayudante de Lenin en Rusia, y Miron Chernomazov como Tesorero.
Puede ser que la Okhrana haya sido la agencia que suministró al comunismo ruso el infame dictador, José Stalin. El biógrafo Edward Ellis Smith, escribió en su libro “El joven Stalin”, que éste, —un revolucionario quien posteriormente emergió a la posición cumbre del gobierno soviético—, pudo haber entrado al movimiento comunista como agente provocador.
Los historiadores han señalado que Stalin era el principal contacto entre los bolcheviques y la policía zarista y pudo haber tomado de la Okhrana mucho material de importancia.
Después de la abdicación del Zar a comienzo de 1917, el gobierno provisional disolvió la red completa de la Okhrana.
La propaganda bolchevique había intensamente denunciado a la Okhrana y uno Podría haber esperado en consecuencia que una vez victoriosos, los comunistas desmantelarían el aparato de inteligencia ruso. Los bolcheviques hicieron todo lo contrario. Durante las seis semanas siguientes al derrocamiento del gobierno provisional, los bolcheviques restablecieron la red de inteligencia.
Quizás esto no es tan sorprendente si consideramos la fuerte participación de la Okhrana en el partido bolchevique. Lenin sólo hizo una leve remodelación organizacional, dio a la Okhrana un nombre nuevo e hizo al brazo de la inteligencia del gobierno aún más dominante y opresivo que lo había sido bajo el Zar. En 1921, sólo cuatro años después de la revolución, la policía secreta bolchevique empleaba diez veces más gente que la Okhrana bajo el Zar. Era un secreto a voces en Rusia que la Okhrana había regresado más terrible que nunca.
El nombre dado al aparato de inteligencia ruso reorganizado fue el de “Comisión Extraordinaria para Combatir la Contra-revolución y el Sabotaje”, mejor conocida como la Checka.
La Checka cambió su nombre y forma durante las décadas siguientes. En 1922 era la GPU, luego OGPU y en 1934 fue reorganizada y convertida en la “Comisión de Asuntos Internos del Pueblo”, NKVD. Por último fue transformada en la moderna KGB, la más grande organización de la historia. En 1992 la KGB empleaba aproximadamente 90.000 funcionarios sólo para el sistema de seguridad interna y cárceles políticas. La KGB operaba su propio ejército de 175.000 soldados de fronteras y dirigía las acciones de la mayoría de los agentes provocadores y de espionaje por los cuales era bien conocido el régimen soviético.
Una organización del tamaño de la KGB era evidentemente costosa para gobernar. El inmenso presupuesto requerido para mantener esta inmensa burocracia de inteligencia era uno de los factores que contribuía a mantener deprimida la economía soviética. Los trabajadores soviéticos pagaban diariamente por la masiva KGB con un cada vez más bajo nivel de vida, el cual están todavía tratando de elevar. Mientras se escribia esto es posible que la KGB continuara aun viva dentro de la Comunidad de Estados Independientes, pero le han hecho alguna reestructuración para reflejar la desintegración de la Unión Soviética y se le han cambiado algunas funciones.
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