Cuando Fidel y su compañero Del Pino aterrizaron en Venezuela, Betancourt había entregado la presidencia a Gallegos. Esto no preocupo a Fidel, porque Bosch le había dicho que Betancourt participaría en las elecciones del 52 y era seguro que las ganaría. Para Fidel estos plazos eran perfectos. Le daría tiempo de graduarse en 1950 y de dar sus primeros pasos como político antes de iniciar la ejecución de su gran plan. Tal vez cuando Betancourt llegara de nuevo al poder, Fidel también sería el presidente de Cuba.
La reunión con Betancourt se hizo en la casa de este. Allí Fidel conoció a su secretario personal, Carlos Andrés Pérez (CAP). Inicialmente CAP señalo que era difícil que el expresidente recibiera a los jóvenes cubanos, pero cuando Fidel sacó las cartas de presentación, CAP se las llevó a Rómulo. Cuando les ordenaron pasar a la oficina, Fidel indicó que entraría solo y dejo a Del Pino en la antesala. La entrevista fue breve. Al salir, Fidel le dijo a su acompañante: “Nos va a ayudar más adelante”. Acto seguido salieron al aeropuerto de Maiquetía rumbo a Bogotá.
Fidel acudió a este encuentro con una estrategia clara. El monumental odio entre Betancourt y Trujillo era una buena carta para acercarse al expresidente venezolano. Fidel le explico a Betancourt cuales –según él- fueron las causas del fracaso de la invasión anterior (de Cayo Confites) destacando su participación en el evento, su entrenamiento militar y su propósito para Hispanoamérica. Además le confesó cual era su misión en Bogotá.
Al quedar solo, Betancourt frunció el ceño y quedo pensativo. El arrogante cubano no le daba buena espina. Le parecía peligroso. Habría que tener cuidado con ese locuaz joven en el futuro.
Hay mucha información sobre las correrías de Fidel en el fragor del Bogotazo. Según el mismo Fidel, a Jorge Eliécer Gaitán lo mataron cuando él se disponía a saludarlo, estando a pocos metros del líder colombiano. Probablemente Gaitán fue asesinado por un sicario colombiano para encender la mecha de lo que ocurrió ese día.
En las horas siguientes a la muerte de Gaitán, Fidel participo activamente armado de un fusil, en las turbas que recorrieron las calles durante el Bogotazo. Gaitán mantenía una gran afinidad con Betancourt, el expresidente venezolano que representaba a Venezuela en la creación de la OEA. Los estudiantes de varios países que viajaron a la capital colombiana, no fueron la causa del grave incidente, pero sirvieron como catalizadores. Algunos de ellos, como Fidel, se unieron con entusiasmo a los disturbios y contribuyeron al caos. El hecho de que Fidel anduviera libremente por la calle, en medio de la poblada arengando a la gente con un fusil en sus manos, indica que había alguna organización en medio de los disturbios. Al final del día, Fidel y otros estudiantes extranjeros fueron detenidos por la policía colombiana acusados de incitadores comunistas.
Fidel no era el mismo al regresar a La Habana. Había sentido en carne propia y visto con sus propios ojos lo que ocurre cuando se liberan las pasiones populares. Algún día haría lo mismo en Hispanoamérica, para lo cual solamente haría falta desatar las pasiones reprimidas en la región contra los americanos feos y conseguir apoyo financiero para las operaciones que fueran necesarias. Esta vez el objetivo sería apoderarse de las antiguas colonias españolas y establecer su propio imperio.
Al retornar a la universidad, Fidel se dedicó de nuevo a la lucha entre bandas y finalizar sus estudios universitarios. Su intención era dedicarse a la política al graduarse de abogado. Sus pocos seguidores le hicieron sentir que era un predestinado con cualidades de líder, que se potenciaba por su oratoria y carisma. Sus entrevistas con líderes veteranos, como Bosch y Betancourt le habían causado impacto. Sus observaciones en Cayo Confites y el Bogotazo le hicieron ver el mundo de otra manera. Dentro del claustro universitario era conocido como un agitador y pandillero de segundo nivel. El título universitario era un medio para hacer política y apoderarse del gobierno y desde allí proseguir con su proyecto continental. Por ello tenía un plan en la mente y una pistola al cinto. La violencia seria su instrumento para acelerar ese parto.
Al terminar la segunda guerra mundial, los soviéticos comenzaron a buscar formas de controlar a Venezuela y Cuba. En su contra tenían el rechazo de la población de esos países al comunismo. Desde 1947, cuando los exiliados dominicanos de la invasión de Cayo Confites se alojaron en el hotel San Luis, Fidel se convirtió en asiduo visitante. En esa época el foco de su interés había sido Juan Bosch, el jefe de esa operación. La guerra fría y los intereses que giraban alrededor del petróleo dieron al traste con el gobierno de Gallegos, este fue derrocado por un golpe de estado liderado por Pérez Jiménez, esto origina el exilio de la alta dirigencia de Acción Democrática incluyendo a los expresidentes Betancourt y Gallegos –se exilian en Cuba- la llegada de los altos jefes políticos venezolanos brindó una gran oportunidad a Fidel Castro.
Cuba y Venezuela estaban condenadas a convertirse en el campo de batalla de la guerra fría. Para fines de los años 50, esos pequeños países eran grandes exportadores de petróleo y azúcar y estaban colocados entre los países más ricos de Hispanoamérica. Estos dos países parecían, superficialmente desde afuera, una versión latina del país de las maravillas. Por dentro eran volcanes a punto de erupción que miraban con hostilidad a los gringos. Esta realidad convirtió a esos países en un campo fecundo para el desarrollo de las ideas comunistas. A partir de la llegada de los venezolanos, las visitas de Fidel al hotel San Luis se incrementaron. Su objetivo era establecer una relación con Rómulo Betancourt, la presencia de los venezolanos en La Habana le cayó de perlas a Fidel. La realización de su gran proyecto requería el financiamiento de Venezuela.
El flamante título universitario le fue útil a Fidel para relacionarse con los venezolanos, no pensaba trabajar como abogado. Quería dedicarse a la política para hacer una revolución poniendo en práctica las ideas de sus dos iconos: José Martí y Antonio Guiteras. Estos dos personajes eran su paradigma. La necesidad de establecer empatía con los venezolanos lo hizo incluir A Bolívar en su lista de héroes. La visión de la “patria grande” de Bolívar calzaba perfectamente con sus planes.
Los tres iconos de Fidel tenían relación con su proyecto. Bolívar, el Libertador fue un estratega carismático de estatura mundial. Martí, el Apóstol fue el gran prócer cubano. Guiteras fue un revolucionario a carta cabal asesinado muy joven antes de dar frutos.
Entre los objetivos de Guiteras estuvo el asalto al Cuartel Moncada para robar armas. Al fallar en este intento decidió irse a México para organizar una invasión y establecer una guerrilla en la Sierra Maestra. Estas ideas las trato de poner en práctica 20 años antes que Fidel. La muerte impidió a Guiteras desarrollar sus planes, pero su admirador Fidel y su mentor Fabio Grobart se encargaron de ponerlos en práctica años mas tarde.
Estando Betancourt y CAP asilados en Cuba, y luego que Fidel se familiarizo con ellos, los infiltro y les ofreció sus buenos oficios para lograr que el gobierno de Prío les designara dos guardaespaldas. Según Fidel, la idea era protegerlos de posibles ataques provenientes de Venezuela. La intención oculta era sembrarles dos informantes para estar atento a sus movimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario