La psiquiatría orientada hacia la droga nos dice:
¿Te sientes deprimido? Toma una droga.
¿Te sientes demasiado eufórico? Toma una droga.
¿ Te sientes incapaz de hacer frente a los problemas? Toma una droga.
¿Te sientes demasiado capaz frente a los problemas, (Megalomaníaco)?
Toma una droga.
¿Te sientes confundido e indeciso? Toma una droga.
¿Te sientes demasiado ilusionado? Toma una droga.
¿No puedes dormir? Toma una droga.
¿Duermes demasiado? Toma una droga.
¿Ves cosas que no existen (alucinaciones)? Toma una droga.
¿No ves las cosas que existen? Toma una droga.
La psiquiatría orientada al mantenimiento promueve una verdadera actitud sobre la cual el tráfico ilegal de drogas florece:
¿Quieres sentirte mejor mentalmente y emocionalmente? Toma una droga.
La gran ironía es que algunos jueces “muy conservadores y apegados a la ley y el orden”, y algunos legisladores que piden penas severas para los consumidores de drogas ilegales, están entre los que actúan con celeridad para poner toda una maquinaria legal que sirva para someter involuntariamente a gente a instituciones mentales donde son usadas rutinaria y abiertamente drogas tan poderosas como algunas del mercado ilegal.
El propósito de esta discusión no es impugnar el campo general de la terapia mental.
Como se mencionó antes, hay muchos buenos psiquiatras en ejercicio y práctica en la actualidad. También es notoria la existencia de muchos terapistas y consejeros especializados en terapia orientada hacia la comunicación oral y sin drogas, quienes logran excelentes resultados y hacen mucho por ayudar a sus pacientes. Para entender los problemas específicos de la psiquiatría científica, es quizá sabio recordar que los psiquiatras, —pero no la mayoría de los psicólogos—, son personas con grado médico. Los doctores están entrenados en escuelas de medicina para curar problemas físicos utilizando medios físicos, por ejemplo: bombardear una infección con antibióticos o fijar una pierna fracturada con una escayola.
Donde muchos doctores se extravían es en creer que un problema mental es lo mismo que una pierna fracturada o una infección viral; y entonces proceden a bombardear la “enfermedad mental” con drogas o le aplican un choque con electricidad. Tal enfoque yerra el objetivo porque una “mente fracturada” puede abordarse bajo una serie de reglas totalmente diferentes. Esto es bien reconocido así por el hecho que la mayoría de las naciones permite a gente que ejerzan como terapistas y consejeros sin que posean un grado médico.
Las filosofías de estricto tinte materialista, que han dado nacimiento a una floreciente profesión de psiquiatría: ¿han traído una mayor cordura a pacientes, practicantes y al mundo en general? Desgraciadamente, la respuesta parece ser: no.
La psiquiatría empezó en el camino correcto cuando descubrió que la mente podía ser curada de la enfermedad inorgánica mediante la confrontación del pasado escondido en traumas, pero falló al no desarrollar este descubrimiento más allá de las crudas y desordenadas técnicas usadas hoy en la psicoterapia.
La psicoterapia se descarriló cuando empezó a enmascarar el problema mental con químicos y cuando desarrolló métodos extraños para pasar por alto la voluntad libre del individuo en favor de la manipulación del estímulo-respuesta en la modificación de la conducta y comportamiento humano.
Tal vez ya es tiempo de remover aquella perspectiva de estricto materialismo, erradicar las drogas y comenzar por restablecer un sentido de respeto por la libre voluntad y el intelecto de los seres humanos. Entonces podremos verdaderamente ser capaces de comenzar de nuevo el camino hacia la genuina recuperación mental, social y espiritual de la raza humana.
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